Desde hace unos días el Acuario de Sevilla expone en sus instalaciones la medusa del Mar Negro (Maeotias marginata)
La medusa, que se detectó como invasora por primera vez en América del Norte en 1968 en los estuarios de los ríos que confluyen en la Bahía de Chesapake, es difícil de encontrar puesto que es estacional y sólo vive en el agua salobre, aquella que tiene una salinidad intermedia entre el agua dulce y el agua del mar.
Ha sido en los muestreos protocolarios y sistemáticos que lleva a cabo el Laboratorio de Biología Marina de la Universidad de Sevilla, para controlar las especies marinas del estuario, donde se constató su presencia en el periodo que va del mes de junio a octubre.
No se sabe a ciencia cierta cómo llegó esta especie al río Guadalquivir. Los expertos piensan que puede haber llegado en fase de pólipo u otra fase de resistencia adherida al casco de una embarcación o en un tanque de agua de lastre de algún barco. Tras adaptarse a las condiciones del estuario, ha formado las primeras colonias de pólipos, a partir de las cuales, de manera estacional, se generan las medusas que aparecen en los muestreos.
La Maeotias marginata, también conocida como hidromedusa de agua salobre, registra un diámetro de campana de hasta 5,5 cm, tiene una forma hemisférica y es de un color blanco opaco con cierta tonalidad rojiza junto a la campana.
Investigar en el acuario
La importancia del estudio de este organismo reside en que, al adaptarse al nuevo medio, puede crear desequilibrios ecológicos, compitiendo con las especies autóctonas y reduciendo sus poblaciones naturales, y en casos más críticos, desplazarlas e incluso hacerlas desaparecer.
El hallazgo y captura de estos pequeños hidrozoos proporciona a los investigadores de la universidad la posibilidad de medir la influencia de esta especie invasora en otras especies del Guadalquivir. Pero para ello es necesario realizar diferentes estudios en los laboratorios de la zona de investigación, y es ahí donde aparece el gran reto para los expertos del Acuario de Sevilla: encontrar las condiciones óptimas de mantenimiento, e incluso reproducción de esta especie, para poder estudiarla en profundidad.
Actualmente el personal del Departamento de Conservación del acuario está probando varios protocolos (diferentes tanques donde alojarlas y modificaciones en la circulación del agua, la salinidad, la temperatura y la alimentación) con el fin de lograr mantenerlas vivas el mayor tiempo posible e intentar cerrar su ciclo vital. De esta manera se podrán conocer los factores que facilitan o dificultan su propagación y así poder estudiar posibles medidas para controlar su población en el estuario del Guadalquivir, en caso que los investigadores del Laboratorio de Biología Marina de la Universidad de Sevilla lo considerase oportuno.
Su exhibición también resulta interesante puesto que es una ocasión única y exclusiva de poder contemplar estas medusas de cerca y en las condiciones ideales de apreciar toda su belleza.